La semana santa en España representa el evento más importante del año para los devotos y, al paso de los años se ha transformado en la señal de debut de la temporada turística alta con lo que conlleva de consecuencias económicas para gran parte de la población, más todavía en Andalucía.
El sur de España vive, respira, disfruta y sufre la semana de pasión del Cristo, pero también se animan las calles, los centros de las ciudades, los bares y los restaurantes y si el tiempo acompaña las playas se llenan de turistas que, una vez la noche llegada, se aprietan para descubrir la tradición española de Semana Santa, ya que en ningún país se celebra con tanta devoción, ni siquiera en Italia.
Para los cristianos la Semana Santa es una celebración muy marcada en las tradiciones católicas y ortodoxas, pero poco celebrada en países como Alemania, Bélgica, Francia o Inglaterra donde solo el lunes de Pascua es festivo. El “Eastern Sunday” es un día de reencuentros de familias marcado por una temática culinaria importante: el cordero de Pascua y el chocolate.
En Francia la leyenda dice que las campanas de las iglesias (que se quedan en silencio total del jueves santa al domingo de Pascua) vuelven de Roma para anunciar la resurrección del Señor y dejan huevos de chocolate en los jardines, parques, y casas donde hay niños.
En Alemania son los conejos que dejan los huevos y figuras de chocolate en los jardines. El conejo representa la fertilidad al igual que el huevo. Se trata, en su origen, de una tradición pagana que tenía relación con la llegada de la primavera.
Cuando los niños han terminado de desayunar correr buscar los huevos de chocolate en su casa, su pueblo, en centros comerciales o castillos. Es una tradición muy arraigada y numerosas manifestaciones colectivas están organizadas cada año con más aceptación de parte de un público interesado en mantener sus tradiciones. Por allí se montan “arboles con huevos” un poco al estilo de los árboles de navidad.
En Inglaterra, el Sunday Eastern es un día de familia, de juegos, como el “Easter egg rol” y de gastronomía con el típico Easter Ham, o el “Hot cross bun” pequeño bollo dulce en el cual está dibujada una cruz.
En Grecia y en Rusia, países de confesión ortodoxa, el huevo decorado y pintado es también símbolo de la Pascua. Los rusos (como los ingleses) comen jamón cocido al horno o cordero, según las regiones. Los griegos comen una sopa de callos y la famosa “brioche” con huevos coloridos Tsoureki.
Los griegos terminan la comida del domingo de Pascua chocando entre ellos unos huevos duros, pintados o decorados. Hay que coger el huevo duro con solo 3 dedos, chocarlo con el de las personas de la mesa y el que se rompe primero traerá suerte.
La fe y su práctica pasa de largo en la mayoría de los países europeos y, en Francia, por ejemplo, la única procesión importante que hay es en Perpignan (cataluña francesa) el viernes Santo: La SANCH.
La Cofradía de La Sanch se dedicaba a consolar a los prisioneros condenados a muerte, representados por fieles vestidos con largos capirotes y túnicas negras. Los fieles que acompañan a los condenados visten capirotes y túnicas rojas, pero lo que convierte en especial esta procesión son los misterios y los gozos, representaciones de las diferentes escenas de la Pasión. Los gozos son cantos tradicionales al sonido de los tambores.
Al final, igual que pasó con las navidades, el lado más religioso de Semana Santa se está perdiendo.
Lo que si perdura es la cultura gastronómica tradicional de la cuaresma, la abundancia de recetas de pescado y en particular de bacalao así como de dulces regionales típicos (torrijas, monas, brioches, buñuelos).
En gran parte de Europa, Semana Santa ahora significa vacaciones y ocio, reuniones de familias y amigos, buena mesa y buenos vinos y muchos la disfrutan lo mejor que pueden.